MI ABUELO
DON CARLOS AGUILAR URQUIZO.-


En la vida de las personas y las familias hay personajes inolvidables, que marcan nuestras vidas, influy,en en la perspectiva de la vida, no alientan con su amor a lograr nuestras metas y honrar a nuestras familias. Es el caso de mi querido abuelo: Carlos Aguilar Urquizo, a quien ame y compartí aventuras y vacaciones.
Amaba a sus 10 hijos, 5 hombres y 5 mujeres, de los cuales mi padre Anibal era el mayor, creo que especialmente me quería como nieto, ya que todas mis vacaciones de colegio las pasaba con mi abuelo en Oruro, disfrutabamos del Hotel Eden en la Plaza principal, hasta que mis padres indicaban que debía volver a La Paz.
Hombre de emprendimientos, junto a sus hermanos Anibal (mi tío inventor que acompaño a Posnasky en su aventura en el río desaguadero), mi tío Manuel periodista, escritor y combatiente en la Guerra del Chaco, junto a mi abuelo Carlos.
Batallo contra la injusticia, ya que al volver de la Guerra su ex socio Bigeman se habia asociado con un poñítico de la época, mis abuelos fueron despojados de la mina más grande oro que Bolivia ha tenido la mina la Joya, en la mina había fallecido mi tío Aníbal una gran inventor, ingeniero mecanico, que había surcado las aguas del río Desaguadero hasta el Poopo, con el arqueologo Posnasky, un lamentable accidente en la mina al arreglar un tractor causo la muerte de un querido Tío, en honor del cual llevamos el nombre. Mi abuelo batallo con el eslavo Bigeman, quien a su vez vendió lo que no le pertenecia a un empresario minero, la mina de oro gigante fue explotada por capitales chilenos, lderados por un ex canciller boliviano.
En los años 64 don Carlos, sufrió con la detención de mi padre en el golpe de Barrientos, su huida y exilio, salimos a Lima exiliados, nunca volví a ver a mi querido abuelo, a quien aún hoy extraño.
Su porte era impresionante, su mirada inspiraba afectos, su charla era muy amena y llena de consejos sabios, era muy cariñoso con mi madre y todos los hijos, falleció a finales de los 60s, cuando nos encontrabamos en Honduras. Aún recuerdo que en la casa Hondureña de la Colonia Palmira, sentimos todos la presencia de alguien, sucedieron fenomenos muy extraños, como lamparas que se prendían solas, a los días nos avisaron que mi querido abuelo estaba enfermo. Mi padre voló a La Paz con gran peligro de que lo detuvieran, apenas pudo verle para luego fallecer mi querido abuelo.
Cuando voy a Oruro o recuerdo el Hotel Eden en la plaza de esa ciudad, me viene a la memoria las pailitas deliciosas, el enorme leon de Bronce que montaba en la plaza, mis primeras peliculas donde tenia que taparme los ojos a la señal de mi abuelo, porque Pedro Armendariz besaba a Maria Felix, era un niño que disfrutaba cada momento de la vida con su abuelo.
Por todo ello quiero alentar a las familias, que no se olviden de los abuelos, que no los vean como cargas, la relación abuelo - nieto es un factor clave para que los niños crezcan sueñen, rían y disfruten del cariño muy especial de los abuelos.
No creo que el problema sea la monjita, que tal vez no actuó corerctamente, sino de las familias que entregan a sus seres queridos a manos de instituciones que se esfuerzan por atenderlos, cuando es tarea de las familias mantener lazos afectivos con sus mayores.
En fín reflexiones de la vida....

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